LO QUE FALTABA POR VER


En San Cristóbal parece que quedaba muy poco que repartir y el alcalde José Montás decidió repartir una franja del cementerio para si mismo y los 17 miembros del Concejo Municipal.


Parte de la cultura política de manigua que este país tiene que superar es el reparto tanto en el poder central como en los municipios, sobre todo cuando quien está gobernando pierde.

El caso paradigmático es la operación Calamar en el gobierno de Danilo Medina que cuando parecía que no quedaba nada por robar se descubrió que el pago de viejas deudas públicas era una fuente de recursos para financiar la campaña más cara de la historia como dijera el mismo Medina.

En los municipios la cultura del alcalde derrotado y su concejo de regidores implica el otorgamiento de permisos para el establecimiento de estaciones de gasolina, el reparto de inmuebles si el municipio los tiene y hasta el otorgamiento de pensiones si hubiere posibilidad.

En San Cristobal pare que no había nada que otorgar, ningún negocio por favorecer y el alcalde repartió lotes en el cementerio.
El alcalde José Montás dirigió una comunicación al consejo de ediles, en la cual le informa que se les ha asignado un solar de entre 12 y 20 metros cuadrados a cada uno de los 17 regidores y al secretario del consejo. Mientras que le comunica a los regidores que para él, el alcalde y la vicealcaldesa le asigna una bóveda de 4.24 X 3.3 metros cuadrados con capacidad para ocho féretros, la cual estará dividida por una capilla.
Por lo menos al final de su gestión Montás pensó como faraón que siempre se aseguraban la tumba. Lástima que su pensamiento faraónico ocurra solo al final de este que es su segundo mandato porque si hubiera sido desde el principio otra fuera la suerte de la tercera ciudad en población en la República Dominicana.

Fuente: Remolacha


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