Retorno de un insecto vuelve a poner ‘mosca’ a productores de la RD


La resurgencia de la mosca del Mediterráneo probará la capacidad de las autoridades frente a un tema sensible

República Dominicana se encuentra nuevamente en lo que se espera sea una lucha crucial: la erradicación de la mosca del Mediterráneo. Esta batalla fitosanitaria ha sido un tema de peso para el país caribeño, que entre 2015 y 2017 sufrió la prohibición de exportar diversas frutas a Estados Unidos debido a la presencia de esta plaga en su territorio.

Ayer, el Ministerio de Agricultura dominicano activó los protocolos de emergencia tras detectar insectos de esta especie en los Corales de Punta Cana, al este del país. El ministro de Agricultura, Limber Cruz, fue claro al expresar el compromiso de su institución: “Todo lo que sea necesario para erradicarlo, nosotros estamos en la disposición de invertirlo. No vamos a escatimar esfuerzos monetarios ni técnicos”, expuso en una rueda de prensa convocada de urgencia.

No es para menos, se trata de un tema que dio mucho dolor de cabeza al país hace varios años y afectó a un sector de vital importancia, el de las exportaciones.

La prohibición para la entrada de frutas y vegetales dominicanos al territorio estadounidense, dispuesta días después de la aparición de la mosca en Punta Cana, se calculó en alrededor de US$40 millones y puso en riesgo más de 30 mil puestos de trabajo.

Los productos bajo prohibición en el momento citado fueron aguacate, pimienta, mamey (zapote), pomelo, uva, mandarina, toronja, mango, limón, naranja, tomate, papaya y fruto de cactus. Pero concretamente los afectados fueron cuatro (aguacate, lechosa, ajíes, y tomate, por ser los que se exportaban a EE.UU.).

Si bien el mango figuró en la lista prohibitiva que emitió el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) de Estados Unidos, cuando suspendió la recepción de los rubros dominicanos por el tema, a esa fruta siempre se le permitió la entrada, gracias a que ese producto se somete a un curamiento especial para los envíos. Algo así como que llega “libre de pecado” a los consumidores y a los mercados receptores.

“Entiendo que es una situación que el país supo manejar en ese momento y que estamos mejor preparados para enfrentar el problema ahora; esperamos que las autoridades del sector agropecuario tomen todas las medidas que sean necesarias lo más rápido posible para erradicar este nuevo brote”, le dijo ayer a elCaribe el presidente del Clúster de Mango, Rafael Leger, consultado sobre la situación en cuestión.

Hay zonas como la provincia San José de Ocoa, que aunque no fueron infestadas por el insecto en 2015, resultaron afectadas porque la salida de sus productos se vio limitada (no pudieron exportar por meses). Como parte de las medidas para erradicar el mal, fueron liberadas en Punta Cana moscas estériles y se colocaron trampas. Las autoridades aseguraron para entonces que el bicho llegó en una fruta que trajo algún turista para consumo durante el trayecto de viaje.

¿Hay un remedio certero?

La eliminación de la mosca implicó y podría nuevamente implicar el cumplimiento de cinco fases: una de preparación, una de supresión, una de erradicación, pos-erradicación y una de declaratoria de erradicación. Es el curso que se siguió la vez pasada vía el Programa Moscamed-RD. Se liberaron más de 4,000 millones de insectos estériles en las áreas infestadas. Se dispuso la liberación semanal de forma aérea de 72 millones de moscas en ocho bloques y 10 millones por vía terrestre, se cubrió un área de 42,000 hectáreas

Esos insectos lo que hacen es que se aparean con las hembras que están en el aire y al no poder reproducirse se extingue la plaga. En enero de 2016, o sea, antes de que Estados Unidos “abriera del todo las puertas”, comenzó a permitir la entrada a su territorio de frutas y vegetales dominicanos cultivados en lugares donde no fue detectada la presencia de la mosca del Mediterráneo. Es decir, que para entonces solo se mantuvo una veda o prohibición parcial para Punta Cana (provincia La Altagracia), donde apareció el insecto que motivó la medida, que afectó a los cosecheros dominicanos.

El ministro Limber Cruz destacó el martes la existencia del Programa Nacional de Vigilancia y Control de Moscas de Frutas, señaló que se activaron protocolos de emergencia en el área de detección del foco. Además, hizo un llamado a los agricultores a mantener la calma, y aseguró que se está trabajando arduamente para contener la situación.

“Con gran pesar informamos que la mosca del Mediterráneo (Ceratitis capitata) está presente en Bávaro y Punta Cana, La Altagracia. Esta terrible plaga es una gran amenaza para la producción de más de 30 cultivos de frutas y vegetales de exportación como aguacate, mango, limón”, había dicho en la víspera, el productor y economista agrícola Winston Marte, a través de su cuenta de X (Twitter). Al momento Agricultura no había informado del problema.

A ese comentario le siguió el de Andrés Lora: “Será que se descontinuó los controles que existían y pudo quedar algún pequeño foco”, en referencia a que desde el Ministerio de Agricultura pudo darse algún descuido. “Es indispensable y urgente que las autoridades se aseguren del funcionamiento eficiente del sistema de trampeo (…)”, escribió en la misma plataforma el exadministrador del Banco Agrícola, Carlos Segura Fóster.

¿Por qué notificar sobre un tema que es delicado?

La directora de Sanidad Vegetal, Rosa Lazala, aseguró que hasta ahora el insecto detectado en diciembre, no ha dañado ninguna producción, porque en la zona donde se detectó no se desarrollan actividades agrícolas. La detección fue posible por las trampas distribuidas por el Departamento de Sanidad Vegetal en La Altagracia.

Podría pensarse que quizás a los países les convendría quedarse callados cuando surge un tema que pone en riesgo las exportaciones. Pero resulta que la notificación de la presencia de plagas como la mosca del Mediterráneo es obligatoria y es parte de los protocolos establecidos internacionalmente en materia de sanidad vegetal. Este tipo de regulaciones están respaldadas por acuerdos internacionales, como el Convenio Internacional de Protección Fitosanitaria, administrado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), y otras organizaciónes.

 Fuente: El Caribe

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